Narra Valentina
Me encuentro acostada
en un verde césped. Mis dedos están entrelazados con el de alguien que se
encuentra acostado a mi lado. Miro nuestras manos y luego subo mi mirada para
encontrarme con su mirada penetrante y su sonrisa contagiosa. Le devuelvo la
sonrisa y me acorruco más a su lado.
-¿Quién es él?-
-¿Quién es quién?-
-ya sabes…el chico con
quien te ves-
-un amigo-
-deja de mentirle,
pobre chico-rio-no quiero que sigas con el…quédate con migo-dijo ahora serio
-no sé de qué me
hablas-
-Ali…perdóname-
De pronto su persona
se desvaneció, la imagen se volvió borrosa. Se iba y yo no podía detenerlo, ya
no podía sentirlo conmigo, me desesperaba, de pronto como si fuego corriera por
mis venas un enorme dolor invadió mi pecho no podía respirar…
Desperté sudando en
frio. Descubrí que mis mejillas estaban bañadas en lagrimas y tenía un picor en
los ojos, seguro por llorar-¿Tom?-pregunte
tímidamente. Nadie contesto estaba sola-
Me levante de la cama mire a mi alrededor, esa no era mi
habitación, esa no era mi casa. Comencé a asustarme había un silencio
sepulcral, no recordaba cómo es que había llegado aquí, en un rincón de la
habitación se encontraba una caja, con pasos vacilantes me acerque y me inque
frente a ella, mire en su interior. Eran mis cosas. Saque una por una cada cosa
de su interior mirando detenidamente cada detalle de todo lo que se encontraba
dentro. Primero saque una muñeca, mi muñeca, estaba llena de polvo, el encaje
de su vestido rosa se encontraba gris en vez de blanco y toda su carita se encontraba
sin ese brillo que me brindaba seguridad cuando me sentía sola, la muñeca que
me regalo mi abuelo en mi cumpleaños, la única que mamá no había tirado. Tenía
mis iniciales grabadas en su zapatito “A.L.”. Luego saque mi violín, también
lleno de polvo, tenía las cuerdas muy flojas y un golpe en un costado que
descarapelaba ligeramente el barniz. Después saque un par de libros, también
llenos de polvo y con las hojas humedecidas y amarillentas “doctor de cuerpos y
almas” y “beso” mis dos libros favoritos, los deje junto con el violín y la
muñeca, a mi lado. Saque un pequeño joyerito e intente abrirlo, pero no pude
tenia seguro y no encontré la pequeña llave por ningún lado, lo sacudí con
cuidado para averiguar si tenía algo dentro y sonó algo ligero quizá una cadena
o una pulsera. Saque otro libro, un álbum de fotos, lo abrí pero no había
ninguna foto, se encontraba vacío, alguien había quitado todas las fotos, aun
se veían las marcas del pegamento donde se encontraban las fotos que no dejaron
rastro alguno de su paradero. Volví a asomarme en la caja para echar un vistazo
a ver si encontraba la lleve del joyerito pero en vez de eso un sobre
amarillento que se encontraba al fondo de la caja capto toda mi atención, mi
corazón comenzó a latir desenfrenadamente, podía escuchar su latir rítmico y
acelerado ahogar el silencio sepulcral que me rodeaba. No entendía el porqué
pero aun así mi mano temblorosa no paro en su camino hasta tomar aquel sobre,
lo tome con ambas manos para que no resbalara de mis nerviosas manos que ahora
me sudaban a causa de unos nervios que no podía controlar y que no sabía de
donde provenían. Mire ambas caras del sobre, en la parte de atrás solo estaba
escrito mi nombre con tinta corrida por lo que supongo era consecuencia de la
misma humedad que había dado ese color amarillo el sobre y las páginas de los
libros. Lo abrí con dificultad por la temblorina y me asome dentro del, un
papel doblado, un poco arrugado e igualmente amarillento se encontraba dentro.
Lo saque y lo desdoble con sumo cuidado como si fuera una bomba atómica que si
no abría con cuidado explotaría o bien un mazapán que podía desmoronarse antes
de tiempo al retirar el empaque. Comencé a leerlo:
“esta noche no es normal, sucedió algo
diferente, fue tu voz me toco, me cambio.
Una posibilidad, que sintieras hoy lo mismo,
tu por mí, es mucho mas.
Para que negarme a la verdad, si ya no hago más
que en ti pensar. Hipnotizado ya, no puedo más.
¡Dime si esto es amor!.
Si piensas en mí, en tu soledad, lo que
puede ser, de nosotros dos.
Si estoy loco o enamorado, o si es
simplemente una ilusión.
Si te miro yo y suspiras tú, lo quieres
negar como lo hago yo. Porque ya no quiero pretender.
Lo que siento no, lo puedo esconder.
Dime si alguna vez ha pasado por tu mente
compartir algo más que una amistad.
Si, es un riesgo que correr, pero yo se que
podemos hacerlo.
Que esto durara para siempre. Por siempre.
Un pequeño fragmento de la canción que
describe a la perfección por lo que estamos pasando. No soy bueno con las
palabras y no soy muy dado a las cursilerías pero tu pones mi mundo al revés y
por ti soy capaz de cualquier cosa y por eso te dedico esta cursi canción
Atentamente:”
Al pie de la carta se podía apreciar como alguien había
arrancado el final de la hoja llevándose con él el nombre de quien había
escrito la carta. La verdad no me hacía falta el nombre, yo sabía perfectamente
quien la había escrito, lo que me tenia intrigada era el porqué habían roto de
esa forma la hoja era como si no quisieran que supiera quién enviaba la carta,
pero eso sería ilógico como no iba a saberlo si es nuestra canción, una lagrima
resbalo por mi mejilla desobediendo mi inútil orden de mantenerlas en mis ojos. Leí la carta una vez
más, sentía un enorme vacío en mi pecho pero no tenía una idea concreta de la razón.
Me levante del suelo y abrí el armario en busca de ropa para salir. En el
armario si, había ropa pero ninguna de esas prendas era mía, mire a mí
alrededor recordando que no era mi habitación. Bufe. Volví mi vista al armario
y saque unos leggins negros, una blusa larga lila y me puse mis zapatillas,
ordene rápidamente mi cabello con los dedos, e intente girar la perilla de la
puerta, estaba cerrada, un escalofrió recorrió mi espalda, un sentimiento como
de “ya he pasado por esto antes” me invadió, me aleje de la puerta dando
pequeños pasos hacia atrás hasta llegar a la ventana, mire a través de ella
para ubicarme un poco de donde me encontraba. Apenas corría las cortinas cuando
se abrió la puerta de golpe, mis ojos se encontraron con los de una mujer de
entre 25 y 35 años, cabello rizado hasta los hombros, castaña, tez blanca, ojos
cafés. Nos miramos en silencio unos segundos hasta que ella lo rompió.
-¿A dónde vas?-sonrio-pense
que te quedarías hoy en tu cuarto, ¿Qué no te verías con Carmen?-
-amm…no lo sé…-no quería
parecer confundida pero me era difícil-¿Qué día es hoy?-
-jueves ¿por?-me miro
disimulando su repentino nerviosismo
-solo no lo
recordaba-me encogí de hombros-
-¿Cómo te sientes?-se
acerco tímidamente como si la fuera a morder-¿Qué te pasa Vale?-
-nada…¿Por qué tendría que pasarme algo?-¿Vale?
-no me has gritado
por entrar sin llamar a tu puerta y…no me has llamado por mi nombre como casi
siempre que me reclamaras algo…-se acerco
un poco mas
-si pues…-ya no podía
disimular más-…también eh olvidado tu nombre…-
-espera un momento…¿tienes idea de donde estas?-
-s-si…-dude-bueno…no
exactamente…esta no es mi casa-
-me llevare esa caja de acuerdo-la señalo con el dedo índice
-la mire-si…amm…guardare
todo…-
Me inque al lado de la caja y comencé a guardar todo lo que
había sacado ahí mismo. De pronto el sobre se resbalo de encima de un libro y
sin que la mujer lo viera lo escondí en un bolsillo de mi blusa y me aleje para
que ella tomara la caja. Me sentía confundida, no sabía que pasaba, algo me
decía que algo andaba mal pero sin embargo al mismo tiempo me decía que no tenía
por qué temer. Sentimientos demasiado contradictorios, sin embargo lo que había
pasado hace un poco más de un año estaba lleno de ironías totalmente ilógicas.
/Narrador independiente/
La mujer supo inmediatamente desde el primer momento lo que
pasaba. Dejo la caja en el suelo y se acerco a la confundida chica y la rodeo
con sus brazos como dándole la bienvenida, como si fuera la primera vez en
mucho tiempo que no la veía, le beso la cabeza y se separo de ella con una
enorme sonrisa. Tomo la caja y se dirigió a la puerta, en el marco de ella se
volteo hacia ella y le hizo una seña con la cabeza para que la siguiera y ella
la siguió.
/narra valentina/
-¿A dónde vamos?-pregunte
-con Carmen…¿recuerdas a Carmen?-me miro a los ojos y subió una ceja
Un escalofrió me
recorrió. Me estremecí ¿a quién me recordaba ese gesto?-si…claro que se que
se quien es…amm… ¿Carmen?-
Solo se rio y se dio la vuelta. Bajamos las escaleras al
parecer mi habitación estaba en el último piso, pasamos por el comedor donde
había varias personas ahí comiendo, una chica rubia y con cara de pocos amigos
se acerco a mí con un vaso de leche en la mano y al quedar como a un metro de
mi me lanzo encima, manchando mi cara y ropa no lo pensé ni un segundo y de
inmediato le tire un puñetazo en la nariz. Sin quitarle el ojo de encima a la
estúpida que me había agredido Sali de aquel edificio siendo casi arrastrada
por alguien.
-¡sueltame! ¿A dónde vamos?-
-Bere-
-¿Qué?-
-me llamo Bere…y vamos con Carmen-
No respondi miraba al
otro lado de la calle
-Vale…¿Vale?...¡Vale!...sube al auto no te hare nada…ni
aunque pudiera-lo ultimo lo dijo entre
dientes.
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