jueves, 1 de marzo de 2012

capitulo6


Narra Valentina



Me encuentro acostada en un verde césped. Mis dedos están entrelazados con el de alguien que se encuentra acostado a mi lado. Miro nuestras manos y luego subo mi mirada para encontrarme con su mirada penetrante y su sonrisa contagiosa. Le devuelvo la sonrisa y me acorruco más a su lado.

-¿Quién es él?-

-¿Quién es quién?-

-ya sabes…el chico con quien te ves-

-un amigo-

-deja de mentirle, pobre chico-rio-no quiero que sigas con el…quédate con migo-dijo ahora serio

-no sé de qué me hablas-

-Ali…perdóname-

De pronto su persona se desvaneció, la imagen se volvió borrosa. Se iba y yo no podía detenerlo, ya no podía sentirlo conmigo, me desesperaba, de pronto como si fuego corriera por mis venas un enorme dolor invadió mi pecho no podía respirar…

Desperté sudando en frio. Descubrí que mis mejillas estaban bañadas en lagrimas y tenía un picor en los ojos, seguro por llorar-¿Tom?-pregunte tímidamente. Nadie contesto estaba sola-

Me levante de la cama mire a mi alrededor, esa no era mi habitación, esa no era mi casa. Comencé a asustarme había un silencio sepulcral, no recordaba cómo es que había llegado aquí, en un rincón de la habitación se encontraba una caja, con pasos vacilantes me acerque y me inque frente a ella, mire en su interior. Eran mis cosas. Saque una por una cada cosa de su interior mirando detenidamente cada detalle de todo lo que se encontraba dentro. Primero saque una muñeca, mi muñeca, estaba llena de polvo, el encaje de su vestido rosa se encontraba gris en vez de blanco y toda su carita se encontraba sin ese brillo que me brindaba seguridad cuando me sentía sola, la muñeca que me regalo mi abuelo en mi cumpleaños, la única que mamá no había tirado. Tenía mis iniciales grabadas en su zapatito “A.L.”. Luego saque mi violín, también lleno de polvo, tenía las cuerdas muy flojas y un golpe en un costado que descarapelaba ligeramente el barniz. Después saque un par de libros, también llenos de polvo y con las hojas humedecidas y amarillentas “doctor de cuerpos y almas” y “beso” mis dos libros favoritos, los deje junto con el violín y la muñeca, a mi lado. Saque un pequeño joyerito e intente abrirlo, pero no pude tenia seguro y no encontré la pequeña llave por ningún lado, lo sacudí con cuidado para averiguar si tenía algo dentro y sonó algo ligero quizá una cadena o una pulsera. Saque otro libro, un álbum de fotos, lo abrí pero no había ninguna foto, se encontraba vacío, alguien había quitado todas las fotos, aun se veían las marcas del pegamento donde se encontraban las fotos que no dejaron rastro alguno de su paradero. Volví a asomarme en la caja para echar un vistazo a ver si encontraba la lleve del joyerito pero en vez de eso un sobre amarillento que se encontraba al fondo de la caja capto toda mi atención, mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, podía escuchar su latir rítmico y acelerado ahogar el silencio sepulcral que me rodeaba. No entendía el porqué pero aun así mi mano temblorosa no paro en su camino hasta tomar aquel sobre, lo tome con ambas manos para que no resbalara de mis nerviosas manos que ahora me sudaban a causa de unos nervios que no podía controlar y que no sabía de donde provenían. Mire ambas caras del sobre, en la parte de atrás solo estaba escrito mi nombre con tinta corrida por lo que supongo era consecuencia de la misma humedad que había dado ese color amarillo el sobre y las páginas de los libros. Lo abrí con dificultad por la temblorina y me asome dentro del, un papel doblado, un poco arrugado e igualmente amarillento se encontraba dentro. Lo saque y lo desdoble con sumo cuidado como si fuera una bomba atómica que si no abría con cuidado explotaría o bien un mazapán que podía desmoronarse antes de tiempo al retirar el empaque. Comencé a leerlo:

“esta noche no es normal, sucedió algo diferente, fue tu voz me toco, me cambio.

Una posibilidad, que sintieras hoy lo mismo, tu por mí, es mucho mas.

Para que negarme a la verdad, si ya no hago más que en ti pensar. Hipnotizado ya, no puedo más.

¡Dime si esto es amor!.

Si piensas en mí, en tu soledad, lo que puede ser, de nosotros dos.

Si estoy loco o enamorado, o si es simplemente una ilusión.

Si te miro yo y suspiras tú, lo quieres negar como lo hago yo. Porque ya no quiero pretender.

Lo que siento no, lo puedo esconder.

Dime si alguna vez ha pasado por tu mente compartir algo más que una amistad.

Si, es un riesgo que correr, pero yo se que podemos hacerlo.

Que esto durara para siempre. Por siempre.



Un pequeño fragmento de la canción que describe a la perfección por lo que estamos pasando. No soy bueno con las palabras y no soy muy dado a las cursilerías pero tu pones mi mundo al revés y por ti soy capaz de cualquier cosa y por eso te dedico esta cursi canción

Atentamente:”



Al pie de la carta se podía apreciar como alguien había arrancado el final de la hoja llevándose con él el nombre de quien había escrito la carta. La verdad no me hacía falta el nombre, yo sabía perfectamente quien la había escrito, lo que me tenia intrigada era el porqué habían roto de esa forma la hoja era como si no quisieran que supiera quién enviaba la carta, pero eso sería ilógico como no iba a saberlo si es nuestra canción, una lagrima resbalo por mi mejilla desobediendo mi inútil orden de  mantenerlas en mis ojos. Leí la carta una vez más, sentía un enorme vacío en mi pecho pero no tenía una idea concreta de la razón. Me levante del suelo y abrí el armario en busca de ropa para salir. En el armario si, había ropa pero ninguna de esas prendas era mía, mire a mí alrededor recordando que no era mi habitación. Bufe. Volví mi vista al armario y saque unos leggins negros, una blusa larga lila y me puse mis zapatillas, ordene rápidamente mi cabello con los dedos, e intente girar la perilla de la puerta, estaba cerrada, un escalofrió recorrió mi espalda, un sentimiento como de “ya he pasado por esto antes” me invadió, me aleje de la puerta dando pequeños pasos hacia atrás hasta llegar a la ventana, mire a través de ella para ubicarme un poco de donde me encontraba. Apenas corría las cortinas cuando se abrió la puerta de golpe, mis ojos se encontraron con los de una mujer de entre 25 y 35 años, cabello rizado hasta los hombros, castaña, tez blanca, ojos cafés. Nos miramos en silencio unos segundos hasta que ella lo rompió.

-¿A dónde vas?-sonrio-pense que te quedarías hoy en tu cuarto, ¿Qué no te verías con Carmen?-

-amm…no lo sé…-no quería parecer confundida pero me era difícil-¿Qué día es hoy?-

-jueves ¿por?-me miro disimulando su repentino nerviosismo

-solo no lo recordaba-me encogí de hombros-

-¿Cómo te sientes?-se acerco tímidamente como si la fuera a morder-¿Qué te pasa Vale?-

-nada…¿Por qué tendría que pasarme algo?-¿Vale?

-no me has gritado por entrar sin llamar a tu puerta y…no me has llamado por mi nombre como casi siempre que me reclamaras algo…-se acerco un poco mas

-si pues…-ya no podía disimular más-…también eh olvidado tu nombre…-

-espera un momento…¿tienes idea de donde estas?-

-s-si…-dude-bueno…no exactamente…esta no es mi casa-

-me llevare esa caja de acuerdo-la señalo con el dedo índice

-la mire-si…amm…guardare todo…-

Me inque al lado de la caja y comencé a guardar todo lo que había sacado ahí mismo. De pronto el sobre se resbalo de encima de un libro y sin que la mujer lo viera lo escondí en un bolsillo de mi blusa y me aleje para que ella tomara la caja. Me sentía confundida, no sabía que pasaba, algo me decía que algo andaba mal pero sin embargo al mismo tiempo me decía que no tenía por qué temer. Sentimientos demasiado contradictorios, sin embargo lo que había pasado hace un poco más de un año estaba lleno de ironías totalmente ilógicas.

/Narrador independiente/

La mujer supo inmediatamente desde el primer momento lo que pasaba. Dejo la caja en el suelo y se acerco a la confundida chica y la rodeo con sus brazos como dándole la bienvenida, como si fuera la primera vez en mucho tiempo que no la veía, le beso la cabeza y se separo de ella con una enorme sonrisa. Tomo la caja y se dirigió a la puerta, en el marco de ella se volteo hacia ella y le hizo una seña con la cabeza para que la siguiera y ella la siguió.

/narra valentina/

-¿A dónde vamos?-pregunte

-con Carmen…¿recuerdas a Carmen?-me miro a los ojos y subió una ceja

Un escalofrió me recorrió. Me estremecí ¿a quién me recordaba ese gesto?-si…claro que se que se quien es…amm… ¿Carmen?-

Solo se rio y se dio la vuelta. Bajamos las escaleras al parecer mi habitación estaba en el último piso, pasamos por el comedor donde había varias personas ahí comiendo, una chica rubia y con cara de pocos amigos se acerco a mí con un vaso de leche en la mano y al quedar como a un metro de mi me lanzo encima, manchando mi cara y ropa no lo pensé ni un segundo y de inmediato le tire un puñetazo en la nariz. Sin quitarle el ojo de encima a la estúpida que me había agredido Sali de aquel edificio siendo casi arrastrada por alguien.

-¡sueltame! ¿A dónde vamos?-

-Bere-

-¿Qué?-

-me llamo Bere…y vamos con Carmen-

No respondi miraba al otro lado de la calle

-Vale…¿Vale?...¡Vale!...sube al auto no te hare nada…ni aunque pudiera-lo ultimo lo dijo entre dientes.


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